jueves, 29 de noviembre de 2012

Octubre es el culpable de las almas creativas.

Hoy me pasó algo que me movió por dentro.
Una persona que es especial para mí me dijo que me leyó por este medio y que por eso le generaron ganas de grabar un tema (cover del gran Charly). Y lo hizo: a las 3.30am, en 30 minutos y poniendo todo el alma. La parte más linda del asunto es que compartió un pedacito de su alma conmigo al enviármelo para que lo escuchara.

Es increíble lo que pueden lograr un par de líneas y cómo el arte es solo UNO, organizado en disciplinas que se complementan.
Música, pintura, escritura, teatro, baile... Todo nace del alma, de la pasión. Y como mencioné en un escrito anterior, la pasión es incontrolable y es lindo dejarnos dominar por ella.

La magia se da cuando dos almas se cruzan en ese lugar, se reconocen y se mezclan. Grandes cosas surgen de esa unión. Y no hablo de "piezas de arte", ni "best sellers". Hablo de sentir que estás en la misma línea creativa con otra persona, y percibir que todo fluye naturalmente.

Encuentros como ese no suceden con frecuencia. Son mimos al alma que reconfortan y me hacen sentir acompañada... Sin importar cuán grande sea la cama.

miércoles, 28 de noviembre de 2012

Lágrimas que alivian

La "sal" de las lágrimas a veces puede ser como el agua del mar: no quema, pero ayuda a que uno reaccione y sane heridas en las partes más sensibles o en aquellas que se encuentran lastimadas.
Rocío

lunes, 26 de noviembre de 2012

Seamos un poco más "Garfield"

¿Con qué me divertía cuando era chica? Nunca fui "gamer". Prácticamente no conozco los comandos básicos para "aceptar", "patear" u otras acciones en un control. No tuve una consola en toda mi vida. Ni siquiera un Family. Jugué por primera vez a la Nintendo hace menos de una semana (¿a la Nintendo? ¿con la Nintendo? no conozco ni la preposición que solían usar los chicos). Sí, increíble pero real.

Mis papás trabajaron toda la vida tiempo completo y no tuve abuelos, ni primos, ni tíos con quien jugar. Tengo un solo hermano, pero es de esas personas que, cuando éramos chiquitos e iba perdiendo a un juego de mesa, decía: "me cansé, no quiero jugar más" y me abandonaba en la mitad del juego.

Entonces lo que me entretenía de pequeña (además de jugar mucho con cualquier elemento que se me cruzara y leer cuentos a rolete), eran los dibujitos en la tele. Ni siquiera películas infantiles. Dibujitos.
Consumía Cartoon Network y Nickelodeon cual galletitas "Sorbona" en la merienda.

Entre mis favoritos estaba Garfield. ¿Será porque me sentía identificada con sus actividades favoritas: comer y pachorrear? Probablemente así lo fuera, porque sigo queriendo repetir esa fórmula.


Todos tenemos un poco de Garfield una vez que somos adultos. Llega un punto en la vida en que te cansás de la rutina, del laburo, del estudio y es más que necesario tirarte a hacer NADA por un rato, que te traigan la comida y poder "molestar" a alguien cual si fuera Oddie.

Pensándolo bien, creo que si todos nos tomáramos unas horitas a la semana para ser un poquito como él, podríamos cambiar el humor y andar con una sonrisa aunque sea por un rato. 

Si no lo logramos, probablemente querramos mandar a alguien a Abu Dabi... 
Y el envío por correo sale caro.

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Yapa para despertar al niño interior:


viernes, 23 de noviembre de 2012

Nostalgia...


Quiero emborrachar mi corazón
para apagar un loco amor
que más que amor es un sufrir...

(...)

Nostalgias
de escuchar su risa loca
y sentir junto a mi boca
como un fuego su respiración.
Angustia
de sentirme abandonado
y pensar que otro a su lado
pronto... pronto le hablará de amor...


Ganas locas de que aparezca ÉL. ¿Quién es él? No lo sé. No creo que lo haya visto alguna vez, no creo haber interactuado con él. O tal vez sí, ¿quién sabe? Pero lo necesito. Siento esa nostalgia como si lo hubiera conocido desde siempre, como si fuera una parte vital de mí y yo aún no me di cuenta. O quizás él no se dio cuenta...

Tarde gris. Tarde de tango, café y vicio. Nostalgia...



Cautela

Incertidumbre. Miedo. Preocupación. Pavor a que se repita la historia.

No quiero pasar por lo mismo nuevamente. No quiero sufrir lo que sufrí ni tener que dejar de lado lo que dejé.

Proteger. Prevenir. Cuidar. Prever. Alertar.

miércoles, 21 de noviembre de 2012

De fútbol y otras hierbas

1 hora 40 minutos. Ese suele ser el tiempo que me lleva ir desde casa (Bernal) hasta el laburo (Belgrano, casi Núñez). Sin embargo hoy llevo ese tiempo de colectivo en colectivo y aún no salí de Capital.
Juega Argentina en la Bombonera y es una procesión.

Fútbol. Una pasión para gran parte de nuestra población. Esa locura, ese fanatismo que genera la redonda es poco comparable con otros deportes. Lo viví desde muy chiquita: papá periodista deportivo y DT recibido (tuvo 2 escuelitas de fútbol), hermano que jugó en las inferiores de Banfield. Partido que hay en la tele es partido que se ve.

Hoy en día lo veo a mi hermano y cada día está más parecido a mi viejo en esto de la pasión por un club: se desespera, grita, salta, se emociona, se queja y festeja.

¿Cuál es mi caso? Yo he ido a la cancha del Rojo en varias ocasiones cuando tenía entre 9 y 12 años. Íbamos al "codo", ahí donde papá cuenta que solían ir las mujeres y era más tranquilo. Yo sé que ambos hubieran querido ir a otra ubicación en la cancha, donde esa pasión pudiera ser explotada. Pero me cuidan. Y todo fuera para que viera a Independiente y sentir lo que ellos: sentimiento de pertenencia.

Debo admitir que si uno se deja llevar por el entorno, la adrenalina que se siente es impresionante.
La expectativa antes del partido, los rituales, las cábalas, la peregrinación hacia la cancha, las canciones, la pica entre los equipos, los papelitos.

Lo que te pone la piel de gallina si realmente te compenetrás es la sensación de que la cancha se cae cuando está por salir ese, TU equipo. No importa la posición en la tabla, el promedio del descenso ni el historial de partidos ganados por cada equipo.
En ese momento, solo están esos 11 jugadores, el césped, la redonda y tu pasión: expectante, emocionado, ilusionado como nene esperando el regalo de Papá Noel.

¿Suena exagerado?... Para algunos puede serlo. Pero los fanatismos son así, no entienden de razones ni de lógicas, porque se manejan con el corazón. Ese corazón es el que late más fuerte cuando escuchás el "¡¡¡Ta ta ta ta ta ta GOOOOOOOOOLLLLLLLL!!!".
Y te emocionás, agradecés a tu viejo por haberte hecho hincha de ese club, le pedís a todos los santos que mantengan ese resultado...

Sea cual sea el desenlace, luego del partido volvés a tu casa con una sola certeza: la pasión es incontrolable, y lo lindo es dejar que nos domine.

20 segundos de coraje proveniente de la locura...


"You know, sometimes all you need is twenty seconds of insane courage. Just literally twenty seconds of just embarrassing bravery. And I promise you, something great will come of it." - We bought a zoo (2011)

20 segundos. 20 segundos de coraje proveniente de la locura. 20 segundos de coraje proveniente de la locura desmedida.
No tienen por qué ser veinte. Podrían ser diez. O quizás treinta. O tal vez se conviertan en sesenta. Pero son necesarios.

Ese instante de locura es el que saca el coraje que permite que me la juegue, que me arriesgue. No pensar en los límites, no pensar en el "qué dirán", ni en las consecuencias.
De esos instantes de locura salen las historias que nunca pensé que viviría.
Es el momento en que el "ello" se superpone a mi tan tiránico "superyó" y se permite (y me permite) VIVIR.

Suelo tener diferentes pulsiones en el aparato psíquico dependiendo del ámbito que encare en mi vida.

En el trabajo y las obligaciones que poseo suelo tener un "superyó" muy marcado: soy pura moral, ética profesional, responsabilidad y autoexigencia.

En las relaciones personales... Bueno, mejor no hablemos de las relaciones personales. Podría definirme como "I'm a giver": doy mucho... doy todo y más también. Y a veces me juega en contra... Pero ese es un tema a tocar en otro momento.

Retomando...  Coraje proveniente de la locura... Da miedo a veces. Es como un rush que me llega en un momento y no puedo controlarlo, está fuera de control -como caballo que nunca fue domado-. La clave está en dejarse llevar. Permitirme disfrutar de esos impulsos y avanzar. No permitir que el miedo me paralice.
Lo mismo me sucede con las crisis... Al comienzo me frenan, me dejan pensando, no me dejan accionar. Pero la idea es convertirlas en una oportunidad, tal como lo dice la filosofía oriental. 

Lo que siento es la necesidad de liberarme, de soltarme y permitirme disfrutar de esos veinte segundos de coraje proveniente de la locura, de los deseos más inconcientes y nunca mirar atrás sino para tomar carrera para lo que se venga.

So be it.

P.S: Gracias Maxi por cederme la frase.

Un "te quiero"

"Te quiero". 

¿Qué implica "querer" a alguien? ¿A quién se le ocurrió definirlo como una instancia previa del "te amo"? ¿Acaso no implica una forma de amor? ¿Acaso no significa que uno desea lo mejor para la otra persona, que la aprecia, que la necesita?

"Querer" también refleja un deseo. Una expresión de ganas, de posesión. Sin embargo uno no puede poseer a una persona. Pero el "te quiero" demuestra la intención de que la otra persona esté cerca, de que pasen buenos momentos, de que esa frase también sea correspondida. Explica esa necesidad del otro.

Ganas de sentir ese "te quiero" dentro del alma. Ganas de vivirlo en el día a día.

Sentimientos...